5 abr 2012

Mankini bears on youtube

Nunca antes de él, un hombre embutido en un mankini había hecho tanto daño a los ojos desde que llegó a las pantallas de medio mundo Borat. Tampoco nadie después lograría dejar pasar la oportunidad de emular las gracias de aquél, y las ventas de trajecitos de baño verde se dispararon sobre todo entre los heteros, que dejaron de utilizar la manida aunque molona polla saltarina para amenizar sus fiestas, en pos de enfundarse el trajecito verde fosforito para supuestamente hacer gracia mostrando sus carnes fofas y cuerpos asimétricos. Los gais jamás haremos eso. No sin antes estar dos meses machacándonos en el gimnasio, que para hacer gracia ya están los payasos de la tele, y aquí se trata de poner cachondo al personal.

Hoy traemos cinco ejemplos en los que inexplicablemente un hombre vestido como Borat recibe aplausos y vítores por parte de sus más allegados. Como si ir medio desnudo por la calle tuviera mucho mérito. Si estuviera empalmado todo el rato pues mira, sería otra cosa. El caso es que son cinco los ositos que salen casi en bolas en otros tantos videos, y nos importa bastante poco el motivo de por qué lo hacen. Disfrutemos de las vistas y guardemos silencio.

Aquí el primer valiente se baja los pantalones, se mete en el agua y sus amigos no paran de reir. Luego le aplauden y todos vuelven a partirse de la risa. No quiero ni imaginar lo que pasaría si llega a nadar un par de metros. Le hacen un monumento ahí mismo. O lo violan.



En segundo lugar tenemos el mejor ejemplo de lo que un gordo debe hacer cuando está viendo un partido de rugby tranquilamente en el estadio con el mankini puesto: dejarse hacer. El feto del pelo frito con forma de cresta y reflejos dorados aprovecha que el buenorro está de espaldas y le manosea los glúteos provocándonos una envidia totalmente dañina. Y el gordo pasa de todo porque se sabe admirado por todo el estadio, se hace una foto para la posteridad con un tío en chaqueta y luego nos quedamos sin ver nada más porque el imbécil que tenía el móvil paró de grabar. En fin, corto pero intenso.



De tercer plato lo que todos hemos soñado alguna vez en nuestra vida: encontrarnos a un oso montando en bici en bolas y con el sillín metido por el culo. Y por supuesto nosotros detrás de él vertiendo líquido preseminal a cada pedalada. Una imagen vale más que mil palabras. Y un video ya ni te cuento.



Y para los que pensaban que Los Vigilantes de la Playa deberían haber tenido su versión bear, pues aquí la tenemos. Un poco cutre claro está. La cámara lenta a base de hacer como que corres más despacio, y mientras te acercas te quedas mirando a la cámara, como que no... Luego las fotos fijas de los hombretones mirando al infinito en busca de damiselas a las que salvar, y la tontería de zambullirse bajo el agua enseñando el culo pues qué queréis que os diga. Eso sí, vigilantes como éstos querría para mí en todas las playas. Me ahogaba cada cinco minutos.



Y para terminar, la eterna pregunta de por qué los heteros no se quitan los calzoncillos ni para cagar. Ya me diréis qué pinta un tío con un mankini puesto y debajo un tanga... No podemos pasar por alto los espasmos pélbicos que realiza el susodicho como si quisiera pegarte un pollazo en la cara o algo. Luego cuando se pone el bigotito y empieza otra vez con el baile absurdo nos ofrece un inolvidable momento "Querelle". En fin, nos entretienen unos minutillos, no se les puede pedir más.



Para mí que todos éstos tienen de hetero lo que yo de presentador de telediario. Les gusta ir semi desnudos, que les miren, que se les meta un sillín o un tanga por el culo y pegar pollazos al aire. No les perdáis de vista, la siguiente vez que los veáis será en una carroza del orgullo. Con un mankini, por supuesto.

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