20 sept 2013

La lucha, ese deporte taaan masculino (y viril)


A los que amamos verdaderamente el deporte como medio para confraternizar generaciones de efebos en su plenitud física y competir con sus coetáneos en disciplinas tan estimulantes como la lucha, siempre hemos pensado que, o se es un poco maricón o el gusto de algunos por oler a choto e intercambiar toqueteos y roces con los de su mismo género es altamente sospechoso.

La lucha es una disciplina extremadamente heterogay. Mostrencos embutidos en mallas de colores que fruto del forcejeo natural por avanzar en la competición, o por conseguir un pedazo de tela de tienda cien con un abalorio redondo de color oro colgando del cuello (sí, muy machorro, en los vestuarios les dan los pendientes a juego), realizan tocamientos y posturitas que sacadas de contexto, nos llevarían a pensar que estamos asistiendo a una lucha de barro en una quedada de osos.

Lo único que nos devuelve a la realidad es que muy raramente se dejan barba. Será por si a algún gracioso le pareces muy mono y le da por tirarte de los pelos o hacerte cosquillitas y tirar al traste los dos años que te has pasado ahí en el gimnasio sudando y dando golpecitos con la toalla en los culos prietos y turgentes de tus colegas, o exfoliando tu piel en la sauna, desnudo frente a otros especímenes de cuerpos torneados por las pesas. Un sufrimiento vaya, para que venga este tonto de los huevos y con la tontería de hacer la gracia con la mierda la barba me haga una llave tailandesa y me tenga que volver a casa sin una mísera paja.
Sin embargo, lo cierto es que la lucha contempla todos los estratos del rollo oso. En el siguiente video os presentamos a un musclebear y a un cub forcejeando mientras se abrazan, se tiran al suelo "accidentalmente" y el cub con malla azul se empieza a morrear con la musculoca mientras pide a gritos un polvo. A todo ésto el gordito no pierde el tiempo y le agarra el paquete al otro para pillar cacho por si lo de follar entre machos no es el rollo del otro. Al final el gordo se da cuenta de que la otra es una estrecha y después de soltarle que la próxima vez no caliente lo que no se va a comer, se pira rápido a las duchas para jugar a los cinco lobitos.
Después de ver a un cub y una musclebear, lo lógico sería encontrar una parejita luchadora chubby-bear. Pues sí, aquí lo tenemos. En la lucha también hay chubbies pasivorros que lo flipas y no pierden una para a la mínima que pueden, tirarse al suelo y esperar que un oso le restriegue la cebolleta por su orondo culo. Los bear de vez en cuando también se tiran al suelo para que el gordo se haga ilusiones de que se la va a meter hasta la rabadilla, pero vamos, que la cabra tira al monte y cuando los gordis se percatan del bulto del osazo se ponen a cuatro patas sin mariconadas. 
Yo desde luego si fuera hetero, no encontraría mejor espectáculo para reforzar mi masculinidad.
Eso sí, no hay nada mejor que tomarte unas cervezas con tus amigos "heteros y machos" mientras disfrutáis de una aguerrida batalla entre dos daddies. ¿Por qué ver natación femenina sincronizada o lucha libre americana con esas tiarronas sudando y con los pezones rompiendo los sujetadores, cuando puedes ver a dos viejos con alitosis y apestando a mierda? Pues porque les va comer rabos, coño.
Si yo fuese hetero y viese a un vejestorio agarrando a otro por los huevos y dándole la vuelta para luego ponerle el culo delante de su polla, saldría pitando de ahí. Pero a todos nos mola ver cómo dos daddies hacen un poco de paripé y se ponen cachondos toqueteándose e intercambiando líquido preseminal. Aquí el de rojo sale del ring sin tetas de lo que se las soba durante el combate el calvo de azul. Y el gordo se da cuenta de que como no compre viagra, el otro lo máximo que le meterá será el pie con los calcetines sudados. Y ojito, los heteros pagan por ver ésto.
No quisiera terminar este homenaje al mundo mega viril de la lucha sin mostrar a un representante patrio: Marcos Ledesma, un armario de cuatro puertas que practica la lucha canaria para goce y disfrute de él mismo y de todos los demás que admiramos su anatomía. He podido encontrar un video donde se enfrenta a un gayperman oriental con pelo "príncipe de Bekelar" y hacen sus cosas de lucha y eso, ya me entendéis.
El señor Ledesma es el prototipo de empotrador hetero que todo oso querría en su cama para tirárselo, quitarle los calzoncillos humeantes y olerlos toda la noche o sacarle fotos mientras está duchándose para colgarlas en tumblr y presumir de chulazo. Y no, aquí no vais a encontrarlo a cuatro patas para que chun li le meta tó lo gordo. Éstos sí que son machorros de verdad y luchan mirándose a los ojos, que luego te das la espalda y pasa lo que pasa.
Y no me vengáis con el rollo de que el deporte hace afición y lo que impone es ver esos cuerpos enormes moviéndose tan gracilmente por el ring etc etc. Lo que nos impone es imaginarlos pegando botes encima nuestra o taladrando traseros. Y el que tenga la suerte de llevarlo a la práctica se lleva la medalla de oro. Aunque sea con la cinta cutre de los chinos.

3 comentarios:

  1. es increible, tus textos son unicos y originales lo peor es que no puedo leerlos. Me haces doler la cabeza. Soy un gran estupido. Sigue escribiendo textos tan buenos. Yo tratare de leerlos. Desde Paraguay un amante de los osos al que haces doler tu cabeza con tus exelentes textos.

    ResponderEliminar