28 jul 2015

Los gorditos son para el verano


Como hace bastante tiempo que no hago un post de videos de gorditos (gordos, para la gente que no se ofende porque les digas verdades como puños a la cara) hoy voy a romper esa dinámica comentando unos cuantos que he encontrado por la red y que me han llamado la atención.
Además, con el calor que hace, tampoco esperéis que me haya estrujado el cerebro para decir cosas brillantes e hilarantes. Con 40º a la sombra, demasiado que he encendido el ordenador y el aire expulsado por los ventiladores no me ha quemado la cara.


En primer lugar me ha sorprendido el concepto de Seguridad que tienen en yankilandia. Siete tíos escoltando a un pobre gordo en bolas que paseaba por la calle. Supongo que como mínimo se habrá tragado una bomba atómica y estarán controlando que no se tire un pedo y salgan volando por los aires.
No, en serio, al parecer el gordito se estaba metiendo un consolador del tamaño de la trompa de un elefante africano y al cerrar el culo se le escurrió, salió por la ventana y el pobre hombre corrió detrás de él enloquecido. El video muestra el agotamiendo del señor después de recorrerse medio barrio buscando su preciado objeto para el amor.


Pero en fin, dejemos de criticar a la policía de otros países porque en Españistán también tenemos para dar y tomar, con la diferencia de que aquí es imposible que fueran siete machos hechos y derechos a por un gordo en bolas. Irían dos como mucho, mientras el resto seguiría presúntamente (la ley mordaza es lo que tiene) tomándose la cervecita vespertina. Y como aquí somos muy de celebrar nuestros éxitos por todo lo alto, por nimios y mezquinos que sean, nuestros dos guardianes de la seguridad se darían un homenaje por el buen trabajo realizado. He aquí el documento gráfico que acredita la felicidad de nuestros agentes.
No tienen deficiencia síquica, es que son funcionarios.


Y después de una gran fiesta con los amigotes para festejar lo buenos profesionales que son, lo normal es pegarse una duchita para eliminar los rastros de popper y de vaselina que se hayan podido introducir por cualquiera de los orificios de los que dispone su cuerpo. Una buena limipeza es crucial si quieren que sean respetados por el vulgo, pero si no disponen de los medios adecuados, una manguera con agua corriente y las manos desnudas (como hacían nuestros antepasados hace un millón de años) es suficiente para arrancarse los rastros de una tarde apasionada y llena de lujuria.


Mi cabeza no da para más señores. Lo he intentado con todas mis fuerzas pero es lo que hay. Echadle la culpa al sol, a la flama, al boogie... 

Hace mucho calor. Dejadme.

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