12 jul 2018

Gente de mierda


Como la mayor parte de la gente que está metida en el rollo oso y lleva por bandera el lema "para que se lo coman los gusanos, que lo disfruten los humanos", esta semana pasada se ha celebrado el orgullo de no ser hetero que ha culminado en los cuartos oscuros de las discos de moda de Chueca este fin de semana.
Es curioso interactuar con toda la amalgama de personas que se presentan en esos antros de sodomía y placer, no solo porque te permite comprobar que las leyes antitabaco son inexistentes a la hora de buscar desfogue carnal, si no porque son un epicentro de generación de odio.
Me explico. Si eres un poquito tiquismiquis con la higiene personal pues igual no es el sitio ideal para dejar a un lado tus manías. Semen, popper y restos orgánicos de todo tipo se pueden adherir a cualquier parte de tu cuerpo y el trato con la gente no facilita centrarse precisamente en el objeto primordial que es meterla en caliente o que te rellenen como a un pavo. Algo express, claro, tampoco esperéis que un borrachuzo que os limpie el sable se va a quedar prendado de vuestra labia y saber estar.
Pero como medio de socialización que es un cuarto oscuro, muchas veces te vas a encontrar con conocidos. Igual has tomado una copa con ellos una noche y te lo encuentras de sopetón apoyado contra la pared, desviando la mirada no sea que le vayas a entrar. Lo normal es que si les saludas te miren con cara de oler a mierda, como si les fueras a quitar algún rollo espectacular que no ha podido conseguir en las dos horas que el pobre lleva dando vueltas por los pasillos. Pero si eres buena gente, lo lógico es ser educado y soltar el absurdo "hombre ¿qué tal, qué haces?" quedando como el culo y provocando que tu conocido tenga que darte conversación manteniendo la cara tiesa, no sea que mueva el labio superior y te pienses que quiere follarte. A veces te seguirá la corriente para hacer el paripé, sobre todo si tiene a sus coleguis al lado con la misma cara de oler a mierda que le avisarán cuando pase un tío bueno y poder cortar la charla.
Pero en realidad está esperando que le dejes de hablar para poder seguir aguantando la pared. Muchas veces va con el novio florero cogido de la mano para que intuyas que va en el lote, con lo que se comen los mocos al final  y tienen que volver al menú diario con desgana. Pobres. Yo soy educado pero tampoco soy mártir, así que suelo librarles del castigo de mi presencia en cuanto presiento que me contagian su depresión.
Pero si hay algo deprimente en estos sitios, es ver a tus vecinos del pueblo en un sitio tan estrecho y oscuro intentando desviar la mirada para que no sepas que te vigilan y poder cotillear lo que ven con sus mariliendres acompañantes. Es un rollo porque en un cuarto oscuro tampoco te puedes perder, de hecho es como esas paradojas de Escher que acabas entrando por el mismo sitio de salida sin saber cómo lo has hecho, y en cada lado te has cruzado con el mismo paleto que intentas evitar.
Es algo incómodo porque sientes que tú vas a comer una polla tranquilamente ahí de buen rollo con el primer gordo que te guste, y en cuanto menos te lo esperas te encuentras con las miradas furtivas de la misma gente. Y oye, que empiezas a darle vueltas al coco y te preguntas si tendrás una corrida en el pelo, la bragueta bajada o un enano haciendo malabares subido a tu chepa. Que las miraditas de alguien que te lleva vigilando tanto tiempo a lo largo de quedadas y apps de folleteo no es de subestimar.
Además, mira que hay sitio en un cuarto de oscuro a pesar de las estrecheces, pues oye, ahí se las arreglan para tenerte a tiro de vista, que muchas veces te estás corriendo, alguien enciende un mechero para ver dónde pisan, ves el careto iluminado de tu vecino a lo lejos, rollo Norman Bates y se te corta la corrida, que os lo digo yo.
Menos mal que siempre te salva la velada otra gente que te hace una buena mamada o te pone el culo para que le enseñes dónde está Calatayud, porque si encima de que en el avión te cobran un extra por la cesta de huevos y la gallina, te llenas la pituitaria de sobaquera osuna (que alguien invente las duchas portátiles ya) y tengo que ver caras de cobradores de frac, mejor me quedo en casa viendo la última de Buñuel, que luego lo cuelgas en facebook y quedas como muy culto y señor.

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