La excitante vida privada de un oso

Quienes os hayáis preguntado alguna vez qué es lo que hacen los osos en la soledad de sus hogares, no tenéis más que acercaros a youtube y maravillaros con las sorprendentes actividades que los gorditos desarrollan con la ayuda de sus iphone. Ellos lo llaman socializar, y nosotros para no llevarles la contraria, asentimos y nos dejamos de complicaciones.
Yo antes de ver estos videos pensaba que cuando un gordo llegaba a su casa, cogía el teléfono, seleccionaba un contacto y se pasaba las dos siguientes horas fornicando. Pero la realidad es muy distinta, y al menos el siguiente sujeto se lo pasa bomba toqueteándose la barriga, eructando y quitándose las pelotillas del ombligo. Impagable el momento en que se pone de espaldas y apreciamos la línea de sudor del culo marcada en sus gayumbos.

Desde luego ésta no es la vida excitante y desenfrenada que presupongo en el rollo oso. Luego dicen los curas que nos tiramos todo el día metiendo el pito en bocas y culos ajenos. La inocencia y escatología inunda el mundo bear, aunque seguro que si vieran el siguiente documento gráfico seguirían diciendo que somos unos guarros y unos depravados. A ver señores, que solo es un tío eructando y acariciándose la barriga, lo mismo que hace el obispo del pueblo cuando se termina de comer una docena de tortas de Inés. Y al del video no le hace falta que le traigan un niño de postre.

Y qué queréis que os diga, si en algún momento de vuestra vida os encontráis con alguien así, os recomiendo que le dejéis hacer lo que quiera, o corréis peligro de que os saquen un trabuco y os vuelen la tapa de los sesos (no me neguéis que no tiene cara de loco), o peor aún, que os eructen encima, os desmayéis, y al levantaros sintáis un extraño dolor en la zona del coxis que os haga andar como un jinete de caballos. Ésto debió pensar el amigo negro (perdón, afroamericano) que se acercó a la casa del pirado éste a pedirle sal. Le quedó medio en bolas, haciéndole sentir al pobre mal por tocarle los pliegues de su obesidad, y humillado obligándole a jugar a chocar las barrigas. Yo soy el jovencito y después de ésto me hago hetero.

Si ésta es la famosa vida lujuriosa de marica que me espera será mejor que empiece a rezar. Para que luego digan que los gais no somos creyentes. Amén.