22 sept 2015

Queremos buenos guiones, y no malos mojones



Hoy me gustaría intentar dar un paso más en mi exitosa carrera como bloguero, y afrontar un tema que nos preocupa a todos en nuestra vida diaria: la trama de las películas maricas.
¿Ningún guionista es capaz de darse cuenta de que ya tenemos Sexo en NY para ver vestiditos y relacionarnos con mariliendres? Desde nuestro humilde espacio cibernético vamos a intentar hacer ver a los productores cómo son las películas que querríamos bajarnos ver en el cine.


Por ejemplo. Los dramas, en vez de tratar sobre un bello marinero que se enamora de un capataz que lo traiciona por vete a saber qué, podría ser algo más actual a la par que educativo: Una diva del coño se dirige a su tienda favorita de caza y pesca a comprarse unas botas camperas. Pero en un giro brutal de la trama, al entrar en ella, otra marica mala entra a comprar coca cola para lavarse los pies cuando vaya al Rocío, lo que enerva al primero porque considera que debería usar vino DO de la tierra, en vez de una bebida capitalista.Total, que se enzarzan en una pelea y como son osos bollos deciden irse a una sauna y hacer el amor en vez de la guerra.


Si lo que nos apetece ver es un thiller, pues nada más fácil que un guión en el que un grupo de osos quedan en la casa de uno de ellos para ver eurovisión y tragarse doscientas canciones casposas y frikis, hasta que el más cuerdo decide que está hasta el coño de esa puta mierda, y propone echar un rato al juego de la botella, y al que le toque, tiene que decidir entre verdad o mentira.


Como siempre, hay uno que da mucho por culo y hace la pregunta que más duele: ¿Por qué te hiede siempre la boca a polla? Y nada más soltar esto se monta un pifostio que no veas y se empiezan a meter todos de hostias con los Cartier de mercadillo, hasta que el suelo queda regado de camisas de cuadros manchadas de sangre y calzoncillos desgarrados de Primark cagados y malolientes, con lo que los dos osos que han quedado vivos se van a una sauna y follan en una cabina, poniendo un foulard y un palestino sobre la camilla para no pillar salmonelosis.


Y por último, si tenemos ganas de soltar pluma y echarnos unas risas oyendo a unos cuantos gordos decir "chacha, me pica el coño", "so puta, me vas a comer el rabo con esmegma como me quites a ese maromo" o "nena, no calientes lo que no vas a comer", lo más fácil es imaginar una audición para un musical en el que dos gordos amigos acompañan a un chaser que opta al papel de Dorothy en la 87ª revisión del musical.
Cuando está actuando, los maricas se ponen a llorar de emoción, a gritar "¡tú vales mucho, demuéstralo al mundo entero!" y a darse codazos de alegría, con lo que empiezan a poner nervioso al amigo, hasta el punto de que se le olvida lo que estaba cantando y el director de casting le manda a la mierda por inepto.


Los gordos viendo que el anoréxico está enfurecido, y un golpe en la boca con su codo huesudo puede partirles la crisma, salen corriendo, pero como son focas y no pueden dar dos pasos sin coger el respirador para el asma, se meten en una sauna de hombres y se ponen a follar detrás de la puerta de entrada, que además es transparente (aunque en las tomas falsas se verá que solo se restregaban la barriga contra el culo porque a ninguno de ellos se le levantaba) mientras el chaser se da cuenta de que acaba de arruinar la última oportunidad de su vida para dejar de ser donante de esperma y tener un trabajo decente.

Si las pelis gais fueran así, yo por lo menos consumiría más cine lgtb y no tanto porno... Aunque el porno también es lgtb ¿no? Pues entonces olvidaros de todo lo que he dicho, si para quince minutos que voy a estar delante de la pantalla tampoco me hace falta más...


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