12 jul 2016

Dramas osunos. Hoy: ir a la piscina.


Uno de los principales problemas del periodo estival en esta bendita tierra de Badajoz, es que vayas donde vayas para huir del terruño y de la flamorra, siempre encuentras un pacense que ha tenido la misma idea. No digo que me disguste el trato con un conciudadano, pero hay mucho mundo por descubrir y ¿por qué no animarles a que se pierdan en alguna tierra inexplorada para que el resto del mundo podamos vivir como seres civilizados?

El caso es que el domingo pasado fui a Elvas a refrescarme en una piscina. Calculo que podría haber aparcado unas diez veces si mis queridos hermanos de sangre no hubieran ocupado dos sitios. Pero ¿qué más daba? A solo un kilómetro de la piscina había mucho sitio y el sol de justicia casi no me quemó la cara.
Yo vagando por Elvas bajo un sol de justicia.
Al entrar a las instalaciones había que pasar por los baños, con lo que las sandalias que estrené se llenaron de meados de los doscientos hombres que no fueron capaces de apuntar a un agujero en la pared. Prefería los tiempos en que todos íbamos a miccionar a la piscina y no pasaba nada, el ratio de fallos era mucho menor...

Total, que llego a la zona de césped y al ir a poner la toalla me doy cuenta de que está llena de colillas. Pues muy bien, ahora sí que me siento como en casa. Y como las desgracias nunca vienen solas, a la gente le pareció súper raro que un tío llevara speedos, con lo que en un segundo todas las miradas se concentraron en mi bañador. Agacharse para dejar el pantalón corto en la mochila y enseñarles la huevera fue el mejor remedio para que los paletos dejaran de mirar.

A la mierda, miradme el culo, paletos.
Y hablando de paletos, dos pacenses empezaron a... Venga, va, les dejaré el beneficio de la duda y diré que dos canis que hablaban español... Mirad, paso, eran pacenses. Pues bueno, estos dos jóvenes efebos jugaban a tirarse una pelotita que cuando chocaba en el suelo salpicaba a cuantos encontraba a su paso. Ellos se lo pasaban bomba y el resto disfrutábamos pensando en que en un duro lance de la vida la pelotita girase inesperadamente hacia un ojo y les desgraciara. Qué pena... Que no pasara, digo.

No contentos con proporcionar diversión al colectivo general, otro grupo de personas que intentaban hablar español y que eran de Badajoz, se pusieron a entablar una amistosa conversación con un niño portugués. No soy de meter el oído donde no me llaman, pero el adulto pacense con pelos en los huevos le decía al pequeño: "¿eres portugués? Pregunta un poco enrevesada y de difícil respuesta cuando todos sabemos que en Badajoz casi todos los niños son negros. El infante contestó afirmativamente y a mi primo no se le ocurre otra cosa que poner el pulgar de su mano hacia abajo y reírse como la Ramona de Talavera mientras decía: "pues hoy Cristiano... Jajajaja". El niño optó por el silencio ante tamaña situación dantesca.

Niño portugués pasando de los comentarios absurdos.
Y dantesco fue que mientras me duchaba al salir de la piscina, un niño blanco (pacense, claro) se estaba lavando sus asquerosos pies y empezó a echarme agua con saña y ánimo de mojarme. En Badajoz somos así, intentamos ser malos pero no llegamos a más.

Por último no quiero pasar de comentar los tíos con calzoncillos debajo del bañador, un clásico que tiene a consolidarse, para desilusión de los fabricantes de lavadoras, y las niñas que no pueden ponerse un puto gorro de baño y riegan nuestras salidas a la superficie terrestre con la cara o las manos enredadas en matas de vello. Gracias, España. Gracias, Badajoz. Ahora sí os llevo en el alma, en la toalla, en el bañador, y en los huevos. Mil gracias.

No sé si esto es pelo de choni o el de mi pubis...
Mención especial al daddy que alegró mi estancia en tierras portuguesas. Se movía con dificultad, su piel era tersa y longeva como un rabo de toro, y su espalda ancha y firme cual falo griego. Yo le hubiese dado un par de pollazos hasta que reconociera que Badajoz es la capital de España. Era badajocense porque cuando se marchó a darle por detrás a la mujer, dejó todo el sitio lleno de mierda, pero así es la raza pacense. Ruda, dura y autocomplaciente.
Daddy de piel tersa y espalda griega.
En fin, que tampoco quiero que os llevéis una imagen chunga de mi especie. En mi tierra hay un primark y tenemos un McDonalds low cost. Y luego estoy yo, que hablo con las eses y las dés para que parezca que soy de familia rica.
¡Chacho! ¡Zemetiende o qué paza!

3 comentarios:

  1. jajajaja, brutal, parece que he estao alli

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    1. Da miedo pensar que hay más sitios así fuera de Badajoz :P

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  2. Esos os pasa por ir a Elvas. Si os hubierais ido más lejos, A Coruña, vg no os habría pasado nada. A los más una resaca de caballo a golpe de Albariño y orujo. Ja ja ja

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